Que el universo te sea leve, Maestro. Tu fuiste la personificación del ágape, la alegría, el goce...¿No es acaso el baile un viaje lúdico al meneo, y como tal "un viaje de olvido"?
"El día que yo me muera
quiero que me pongan flores
Yo quiero que me despidan
Con un toque de tambores
Que suene el compás y el guaguancó
Y el quinto también, y el tumbaó...
...
El día que yo me muera
NO SE PIERDAN EL VELORIO
PA QUE GOCEN EL BEMBÉ...
Pues, eso, Maestro. COMPARTO CONTIGO el que la muerte debe ser motivo de alegría, aunque sea lógico que nos duela. Que una cosa es el dolor como una constante de la evolución, y otra cosa, en este caso, el tormento y la mojigatería de "la muerte convertida en drama y negocio"...Te recordaremos, entre otros muchos pequeños detalles, con cada acorde de son, charanga, bolero, charanga o guaguancó...En fin, allí donde suene un tambor batá, "el alma de nuestros antepasados", estaremos contigo.
Que es que SOLO SOMOS ESO, quizás tan solo un acorde o una nota en este arco iris musical
Como dice la canción
Yo soy hijo de Changó
Y tu hija e Yemayá
Ven pa que goce larumba
Que la fiesta va´empezar...
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y CON ESTO ÚLTIMO LO DIJISTE TODO.